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“EN MEMORIA DEL TILO ARESANO”
Inmediato a la Escuela, el Maestro,
plantó un árbol sembrando esperanza.
Tuvo premio de vida en su puesto,
viendo: planta, grandeza y pujanza.
Recóndito, en sitio de cultura:
Plaza, Escuela, Iglesia y Campanario,
fronda y talla alcanza en gran mesura,
y en edad fue semicentenario.
Huracán con guadaña de Parca,
al coloso derriba en su duelo
y consigue en pecado su marca,
despojando de un símbolo al pueblo.
¡Adiós TILO!, sedante cobijo,
melancólico en el atardecer.
De las aves resguardo y abrigo,
y de ancianos, remanso y placer.
Dicen que: obra de amor, no perece,
amor es sentimiento del alma.
En memoria –se ve– ¡permanece!
Pues fue el TILO divisa aresana.
Del amor a aquél TILO, nos queda:
Moraleja y mandato grabado:
“Lo que Dios en su obra hizo bueno,
lo respete y recuerde el humano”.
Autor: Eduardo Carnero Montero
Ares, mayo 1.985
El ciclón Hortensia el 4 de octubre de 1984 con una fuerza superior a los 120 km/h, derribó este emblemático árbol de Ares.